sábado, 6 de agosto de 2011

Yo, Paladar Negro?

Encadenado a esta condena, emborrachado de indiferencia. Sometido a esta atroz dulzura.
Me pongo a pensar, a reflexionar.. Me pongo a volar y a divagar.. Y siempre el tema es uno solo.
Se transforma en pregunta, en reproche, en duda constante.
¿Por qué tan cerca y tan lejos?
Esa es la pregunta que me atormenta cuando desciende el ocaso y se mantiene con vida al asomarse el alba.
El ciclo se repite cada día. La agonía se prolonga, pero el masoquismo parece ganarle la puja al honor.
De esta manera, y sin retorno, apelo a lo absurdo y tristemente celebre que es el escribirte y no recibir respuesta.